Chismes, fotos, declaraciones, castigos, quejas, propuestas, explicaciones… en éstos días hemos escuchado bastante de la selección nacional con respecto al “Monterrey-gate” o al Mundial de Sudáfrica, el cual ya pasó a la historia hace poco más de tres meses. Tres meses sin el nuevo director técnico y que prácticamente se han tirado a la basura.
Hay que separar por obvias razones cada situación, por más que todo entre en el mismo historial y hasta estén entrelazadas. Lo cierto es que todos los implicados son culpables y los únicos perjudicados inocentes son los aficionados. La FMF es la primera, con sus “dirigentes” o títeres Justino Compeán y Decio de María, ya que por más que buscan planear no pueden ocultar que no les interesa el equilibrio que genere tanto ventas como un proyecto definido a crecimiento. Es ya mucho tiempo teniendo una liga y una selección aceptable, pero que no pasa de ahí. Confiaron en Néstor de la Torre para realizar un proyecto a largo plazo, y se ha visto como un tipo serio, honesto y trabajador. Demuestra que sabe de futbol y además sabe llevar el tema administrativo, siendo que tomó incompleto el proceso recién finalizado. En cuatro años podemos pedirle cuentas si es que lo dejan trabajar. El esfuerzo con los jóvenes no es descabellado, pero como todo buen plan, merece y debe tener continuidad.
El problema aparece ahora fuera del campo, con los futbolistas y la falta de entendimiento y comunicación con ellos y el pésimo trato que se dio al tema de la fiesta que se organizaron. Ya se echó a los jugadores en su contra, que a quien le guste o no, son lo mejor que hay en nuestro balompié. Está claro que a nadie se le ruega para portar la verde y que nadie es indispensable, pero si los jugadores se quejan es por algo. No hubo buena coordinación entre directivo y futbolista, y por ende el escándalo. En el mundo de las fotos que corren como agua en las redes sociales, la prensa y por supuesto todo el país lo supo antes del castigo y las declaraciones. Pero ¿por qué no hablar las cosas claras? Bastantes jugadores profesionales fuman y bastantes más toman alcohol. No quiere decir que sean alcohólicos (o eso espero) pero en sus ratos libres (entender, que tienen su propia libertad y capacidad de decisión) pueden y deben distraerse, con la responsabilidad personal de cuidar su cuerpo y su imagen, es decir, cuidar su carrera profesional que como sabemos dura muy poco y a muchos de ellos se les olvida. Ahora, todo está en dimes y diretes y en espera de una negociación tras el “espaldarazo” a Néstor y el Plan-Márquez. Veremos si cabe la cordura una vez por todas y que no se perjudique lo poco que se ha hecho y lo mucho que aún se puede hacer con una generación hasta eso brillante en lo individual.
En tema de futbol el único que habla ahora es Mario Carrillo. Me pregunto si Aguirre saldrá de su búnker o si ya cooperar con el futbol mexicano no le interesa. Que Ochoa no le daba confianza, Guardado por sus pocos kilos no jugó, la lesión de Franco y que si él decía que estaba bien físicamente tenían que creerle, la suplencia del “Chicharito”, la capitanía de Torrado en la inauguración pese a que el verdadero líder dentro y fuera del campo es Márquez (eso dice la carta y eso dicen todos los entrenadores), la necedad por el “Bofo”, la juventud de Jonathan, que si Javier y Mario no son amigos, que si el “Gringo”, que Sabah, que Nery… dudas y decisiones que tomó el entrenador, porque de algún modo para eso se le pagaba. Una papa caliente que ni Hugo ni Eriksson ni la federación sabían como llevarla a Sudáfrica. El “Vasco” la llevó y la regó, pero en otros casos posiblemente ni en los primeros 16 del mundo hubiéramos estado.
Es un paquete difícil, más porque no se brindan las herramientas para trabajar y que los “dueños del balón” anteponen siempre intereses financieros a los deportivos. No se atiende ni al producto ni al consumidor, es decir, no se dialoga con los futbolistas ni se busca el beneficio del aficionado y tanto está choteado por ahora el tema selección nacional que no solo al Tuca le da hueva el Tri, sino a la mayoría de la fiel afición que seguramente no querrá saber nada y se conectará con su equipo hasta que vengan las eliminatorias importantes. No llegará, pero esto debería hacer estallar otros temas y lograr la anisada revolución en nuestro futbol que cambie su estructura de una vez por todas.