Crónica de una medalla anunciada

Sólo en México podemos ser capaces de unirnos tanto en un momento de gran trascendencia para los verdaderos aficionados a éste deporte.

Si bien se sabia que México tenia segura una medalla la ilusión y la alta probabilidad de que se hiciera historia venciendo a Brasil “la siempre favorita” solo un cuento de hadas podía ser tan parecido a lo ocurrido el sábado pasado.

Cerca de 40 mil aficionados se dieron cita en el Ángel de la Independencia para celebrar un momento histórico en la vida deportiva de este país, horas antes se respiraba un gran ambiente que se fue convirtiendo en euforia al pasar los minutos, fue así como niños, jóvenes, adultos y gente de la tercera edad se unió para ver a su selección sin importarles la baja temperatura que registraba la ciudad.

El partido comenzó y tras un ligero suspiro cayo el primer gol cuando las gargantas de los aficionados explotaron, el grito de jubilo no se hizo esperar y todos los que estábamos ahí nos abrazamos, aplaudimos y gritamos la ventaja mexicana.

Propios y extraños estábamos viviendo un momento histórico que se confirmó tras el segundo gol del que hoy en día es el ídolo de la afición Oribe Peralta tras un certero remate que enmudeció a muchos y a otros los llevo a la excitación plena de lo que esta próximo a consumarse.

El partido concluyó y la fiesta comenzó, el río de gente que estábamos en la explanada del Ángel recibíamos con jubilo a cada aficionado, aquella era una mancha verde que cantaba el “cielito lindo”, los oficinistas salían a los balcones con playeras de la selección, todo mundo se abrazaba, cantaban y reían, el éxtasis de la gente era total.

Porras, silbidos y espuma por todos lados. Reforma literalmente estaba temblando debido a toda la masa de gente que arribaba al sitio de festejo de los mexicanos, y no es para menos hoy podemos decir con orgullo que aquella frase derrotista del “SI SE PUEDE” no volverá jamás pues ha dado paso a un “Somos de Oro”.