Nos piden paciencia cuando ya la hemos perdido hace mucho tiempo, no sabemos donde la dejamos y a como están las cosas ni con un mapa la encontraríamos.
Esa paciencia que nos vienen pidiendo cada vez que Arellano desborda y su balón no encuentra el destino correcto, se nos agotó hace años junto a la ilusión de ver a esa eterna promesa jamás cumplida.
La paciencia se convierte en desesperación cuando a Reynoso y De Luna le ganan las espaldas como si apenas los acabaran de integrar al primer equipo.
“Paciencia que estamos en un proceso”, la excusa perfecta y más común para cubrir una humillación sufrida donde nadie encuentra una explicación coherente.
Es un plantel joven y debemos tenerle paciencia, a esos muchachos que acumulan ya más de 200 partidos en primera división. Mantener a Báez, Esparza y a la misma “pina” ya no tiene lógica. Menos mal que salió el “venado”, un poco tarde, pero salió.
Más paciencia cuando calificamos a una liguilla cada cuatro torneos, donde hay lugar para los 8 equipos menos mediocres, esos que son un poco más regulares.
¿Qué más paciencia podemos tener cuando salimos campeones cada 10 años? Festejar un triunfo ante San Luis con tanta euforia puede ser un buen termómetro.
Le piden paciencia al más impaciente del mundo. 8 de cada 10 mexicanos no soporta un proyecto a largo plazo, en la escuela te lo enseñan teóricamente pero jamás lo llevas a la práctica. Obtener frutos de un proyecto a largo plazo puede ser un mito en México, futbolísticamente hablando.
Yo no tengo paciencia cuando se va a Guatemala y no muestras la cara, de la personalidad ni hablamos. Puedes ganar con autoridad en Wembley y temblar psicológicamente en un estadio de Centroamérica, así es el mexicano.
PD: Con o sin paciencia siempre apoyaré y apostaré por mis Imponentes Chivas Rayadas del Guadalajara. Se puede perder, pero el amor por la camiseta nunca.